Diversidad Sexual en Venenezuela
               En toda sociedad cada individuo es
 libre de ejercer su sexualidad, es por ello que en la actualidad la 
existencia de heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad, forma 
parte de la vida social
 Las personas vivimos en un medio social que compartimos con otros seres
 humanos; esos/as otros/as con los cuales definimos los diversos 
aspectos de la realidad cotidiana. Estas definiciones nos ayudan a 
designar como también a interpretar los hechos, sobre los cuales 
actuamos adoptando una posición ante ellos. Esta forma común o colectiva
 de interpretar la realidad funciona como un conocimiento establecido, 
que circula entre nosotros/as, y a partir de la cual opinamos o emitimos
 juicios valorativos sobre lo que acontece a nuestro alrededor.
 Así, los discursos colectivos sobre la sexualidad, presentes en todas 
las sociedades, son percepciones construidas desde determinadas 
posiciones en la estructura social. Dichas percepciones, se traducen en 
una serie de “prohibiciones” y “permisos” sobre el comportamiento 
sexual, tratando de regular, explícita o implícitamente, toda 
manifestación en materia de sexualidad.
 En la última década, hemos presenciado una serie de cambios en este 
discurso público así como en el terreno de las prácticas privadas, a 
propósito de las transformaciones mas generales acontecidas en los 
ámbitos de políticas internacionales, los foros de discusión, las 
convenciones, la investigación científica y el compromiso de los 
Estados, sobre en tema de la salud sexual y reproductiva. Sin embargo, 
aun cuando se ha avanzado en el reconocimiento de la sexualidad como un 
aspecto ineludible del ser humano para su bienestar, muchas de nuestras 
sociedades latinoamericanas parecen no haber solucionado el tema en 
términos de asumirla como una experiencia definible dentro del campo de 
la normalidad, es decir, asumirla al interior de respuestas sociales que
 ofrezcan los medios y las condiciones para su ejercicio como una 
vivencia grata, protegida, integrada a la vida y ajustada a los fines 
personales y sociales.
 En algunas sociedades sobre todo en las 
que impera el machismo como patrón cultural y en las que la 
heterosexualidad es considerada como la orientación sexual normal o 
común, tiende a haber discriminación hacia las personas con orientación 
homosexual, no respetando las diferencias y la diversidad entre las 
personas. Esta discriminación hace que las personas homosexuales, y en 
especial los y las jóvenes homosexuales y lesbianas, respectivamente, se
 sientan aislados o aisladas, pues son tratados y tratadas con 
prejuicios, burlas e intolerancia. Esto los lleva a ocultar su 
orientación y reprimir muchos de sus pensamientos y sentimientos, 
llegando incluso a evitar manifestar su preferencia a su familia y 
personas más queridas.
 Si hemos identificado y descubierto con claridad y aceptación nuestra 
preferencia sexual, sea heterosexual y homosexual, es importante conocer
 que nuestra inclinación sexual es parte de nuestro ser y debe ser 
respetada, pues es nuestro derecho a decidir y no puede ser motivo de 
discriminación ni vejación para otras personas. El ser homosexuales o 
lesbianas no nos hace menos hombres o mujeres, ni mejores o peores 
personas que las demás.
 Si tenemos dudas o pensamos que no somos capaces de identificar nuestra
 orientación sexual, así como para manejarla ante nuestro entorno 
familiar y social, es necesario y recomendable buscar ayuda de 
especialistas en psicología o sexología, que nos acompañen y apoyen en 
le proceso de identificación, descubrimiento y aceptación.
 Todas las personas debemos darle importancia y defender la tolerancia 
por lo diferente, lo diverso y la aceptación de todos los seres humanos,
 independientemente de su raza, edad, religión, nivel económico u 
orientación sexual.

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