sábado, 25 de mayo de 2013

Diversidad Sexual en Venenezuela

               En toda sociedad cada individuo es libre de ejercer su sexualidad, es por ello que en la actualidad la existencia de heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad, forma parte de la vida social
Las personas vivimos en un medio social que compartimos con otros seres humanos; esos/as otros/as con los cuales definimos los diversos aspectos de la realidad cotidiana. Estas definiciones nos ayudan a designar como también a interpretar los hechos, sobre los cuales actuamos adoptando una posición ante ellos. Esta forma común o colectiva de interpretar la realidad funciona como un conocimiento establecido, que circula entre nosotros/as, y a partir de la cual opinamos o emitimos juicios valorativos sobre lo que acontece a nuestro alrededor.

Así, los discursos colectivos sobre la sexualidad, presentes en todas las sociedades, son percepciones construidas desde determinadas posiciones en la estructura social. Dichas percepciones, se traducen en una serie de “prohibiciones” y “permisos” sobre el comportamiento sexual, tratando de regular, explícita o implícitamente, toda manifestación en materia de sexualidad.
 
 
En la última década, hemos presenciado una serie de cambios en este discurso público así como en el terreno de las prácticas privadas, a propósito de las transformaciones mas generales acontecidas en los ámbitos de políticas internacionales, los foros de discusión, las convenciones, la investigación científica y el compromiso de los Estados, sobre en tema de la salud sexual y reproductiva. Sin embargo, aun cuando se ha avanzado en el reconocimiento de la sexualidad como un aspecto ineludible del ser humano para su bienestar, muchas de nuestras sociedades latinoamericanas parecen no haber solucionado el tema en términos de asumirla como una experiencia definible dentro del campo de la normalidad, es decir, asumirla al interior de respuestas sociales que ofrezcan los medios y las condiciones para su ejercicio como una vivencia grata, protegida, integrada a la vida y ajustada a los fines personales y sociales.

 En algunas sociedades sobre todo en las que impera el machismo como patrón cultural y en las que la heterosexualidad es considerada como la orientación sexual normal o común, tiende a haber discriminación hacia las personas con orientación homosexual, no respetando las diferencias y la diversidad entre las personas. Esta discriminación hace que las personas homosexuales, y en especial los y las jóvenes homosexuales y lesbianas, respectivamente, se sientan aislados o aisladas, pues son tratados y tratadas con prejuicios, burlas e intolerancia. Esto los lleva a ocultar su orientación y reprimir muchos de sus pensamientos y sentimientos, llegando incluso a evitar manifestar su preferencia a su familia y personas más queridas.
 
 
Si hemos identificado y descubierto con claridad y aceptación nuestra preferencia sexual, sea heterosexual y homosexual, es importante conocer que nuestra inclinación sexual es parte de nuestro ser y debe ser respetada, pues es nuestro derecho a decidir y no puede ser motivo de discriminación ni vejación para otras personas. El ser homosexuales o lesbianas no nos hace menos hombres o mujeres, ni mejores o peores personas que las demás.
 
 
Si tenemos dudas o pensamos que no somos capaces de identificar nuestra orientación sexual, así como para manejarla ante nuestro entorno familiar y social, es necesario y recomendable buscar ayuda de especialistas en psicología o sexología, que nos acompañen y apoyen en le proceso de identificación, descubrimiento y aceptación.
 
 
Todas las personas debemos darle importancia y defender la tolerancia por lo diferente, lo diverso y la aceptación de todos los seres humanos, independientemente de su raza, edad, religión, nivel económico u orientación sexual.

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